En un ambiente de profunda alegría y recogimiento, el pasado sábado 18 de octubre, 77 jóvenes y adultos recibieron el sacramento de la Confirmación en una emotiva ceremonia presidida por Monseñor Fernando Ramos, Arzobispo de Puerto Montt. La celebración se realizó en el templo del colegio, reuniendo a familias, catequistas, docentes y miembros de la comunidad educativa que acompañaron este importante momento de fe.
Entre los confirmados, destacó el grupo de estudiantes de III Medio del Colegio San Francisco Javier, quienes culminaron un significativo proceso de preparación junto a sus catequistas y con el incondicional apoyo de sus familias. Durante varios meses, estos jóvenes participaron activamente en encuentros, reflexiones y espacios de oración que los ayudaron a reconocer la acción del Espíritu Santo en sus vidas y a profundizar en su compromiso como cristianos.
La ceremonia de Confirmación representa un paso fundamental dentro del itinerario de fe que el colegio propone a sus estudiantes, y que busca formar personas conscientes, compasivas, competentes y comprometidas con la construcción de una sociedad más justa y solidaria. En este sentido, la vida sacramental ocupa un lugar central dentro del sello pastoral ignaciano, al invitar a vivir la fe no como un hecho aislado, sino como una experiencia comunitaria que transforma el corazón y orienta las decisiones cotidianas.
Durante la homilía, Monseñor Ramos destacó que “la Confirmación no es un punto de llegada, sino el inicio de una vida nueva animada por el Espíritu. Ser confirmados es asumir con alegría el compromiso de ser testigos del amor de Dios en el mundo, especialmente allí donde más se necesita esperanza.
El Colegio San Francisco Javier agradece profundamente a todos quienes hicieron posible este proceso: a los catequistas, por su dedicación y acompañamiento; a las familias, por ser testimonio de fe viva; y a cada joven y adulto confirmado, por su apertura y deseo de seguir creciendo en el amor de Cristo.
Esta celebración es signo de una comunidad que continúa caminando unida en la fe, fortaleciendo su misión de formar hombres y mujeres para los demás, capaces de reconocer en el Evangelio la fuente de su vocación y su compromiso con la vida.










